Ipomoea spp.
ConvolvulaceaeEn octubre de 1519, la expedición realiza según cuenta Pigafetta un importante aprovisionamiento a la altura de Brasil de diferentes productos, entre ellos batatas, planta de tubérculo comestible nativa de Sudamérica. Lo interesante es que cuando lleguen a islas del Pacífico como Guam, por marzo de 1521, también señale el cronista la existencia de batatas como alimento en esta región tan alejada del mundo, tanto desde la perspectiva europea como americana.
La presencia de batata, boniato o camote en estas islas podría deberse a que la especie fue introducida por portugueses y españoles en sus viajes de colonización por estas costas del Pacífico durante el siglo XVI. Sin embargo, las investigaciones arqueológicas han demostrado la existencia previa de batata, con restos como los localizados en el archipiélago de las Cook, de alrededor del siglo XI. Se abre así la posibilidad de pensar que fuesen no europeos, sino pueblos indígenas precolombinas de Sudamérica los que cruzando el océano Pacífico llevaron la batata a Polinesia. Además, que las variedades polinesias se multipliquen por esquejes y no semillas, implican la necesidad de mano humana en su dispersión. El nombre de "camote" puede dar otra prueba: es muy similar en algunas lenguas malayopolinesias -kumala- y del pacífico sudamericano -kumal-.
Diferentes leyendas a ambos lados del Pacífico recogen esos posibles contactos intercontinentales previos a la llegada de viajeros europeos por estas latitudes. Así, por un lado, en el imperio inca se recordaba el viaje de ida y vuelta del rey Túpac Inca Yupanqui, quien hacia 1480 comandaría una expedición que, partiendo de las costas del actual Ecuador, atravesó el océano durante 9 o 12 meses hasta llegar a unas ricas islas, de las que regresó con prisioneros, oro y plata. Por otro lado, ciertas leyendas orales de la Polinesia cuentan cómo en el pasado llegó una gran flota procedente del oeste, compuesta de balsas de vela y mandada por un rey llamado Tupa, que permaneció unos meses para luego volver por donde vino y no regresar jamás. El biólogo noruego Thor Heyerdahl se inspiró en estas leyendas para construir una balsa a imitación de las que originalmente usaban los incas, a la que llamó Kon Tiki, con la que recorrió los casi 7.000 km de océano existentes entre Perú y la Polinesia para demostrar que la historia de Túpac Inca Yupanqui era cierta y que los contactos entre pueblos antiguos de ambos lados del Pacífico pudieron realizarse. La presencia de la batata bien podría ser una evidencia más de esos hipotéticos contactos.